[1] LEJOS PERO NO AUSENTE
- Horacio Siciliano
- 4 nov 2018
- 3 Min. de lectura

Así arrancamos. Lo que inició con conversaciones esporádicas en las calles de Madrid, hoy se materializa en un pequeño espacio para conectar con todos aquellos que, por diferentes razones, emprendieron rumbo fuera de las fronteras de un país, al que en algún momento llamaron hogar, dejando atrás familia, proyectos, amores; años repletos de recuerdos que en algunos casos duelen, en otros son el motor para muchos seguir adelante. Emigrar es una de las decisiones más difíciles que se puede tomar en la vida. Es un paso gigante hacia la incertidumbre. Está bien tener miedo, somos seres humanos ¿no? nuestro corazón y nuestro cerebro viven una pelea constante entre quién tiene la razón. Y quienes ya se fueron ¿sienten que no es lo que esperaban? ¿esta tomando demasiado tiempo llegar al objetivo? ¿cuánto más se debe esperar para “estar bien”? Ninguna de estas preguntas tiene una respuesta que podamos asumir como correcta. Es importante, entender que cada proceso migratorio, es diferente, ya sea por el momento en que una persona decidió emigrar, formación académica, situación económica y aunque parezca simple, un bendito golpe de suerte. A ti, querido lector, si estás aquí en busca de esas respuestas, no puedo decirte que las tendrás, lo que si puedo decirte es que verás historias de venezolanos que tomaron una de las decisiones más difíciles de su vida y pese a las adversidades, mantienen la frente en alto, enfocados en un objetivo: celebrar la vida, ser mejores cada día. Todos y cada uno de ellos tiene sueños, miedos, se cansa, se desespera cuando siente que el tiempo está pasando y no ha llegado a su objetivo. Pero, desde que nacimos estamos condenados a ver el tiempo pasar, lo importante es qué hacemos mientras las agujas del reloj siguen su curso, prepararnos y seguir adelante hasta que nuestra espera termine. Por lo que te invito a intentarlo, te invito a no sentirte mal si estás empezando desde cero, si el camino se siente más empinado de lo que tus piernas crees puedan resistir. Espero puedas encontrar en estas líneas, fotografías, videos, en fin, experiencias de cada hombre o mujer, la respuesta que buscas, para seguir adelante. Estoy seguro, esto nos hará mejores seres humanos. Aprenderemos a valorar cada detalle de esta vida, que al final; es nuestra.

Jesus Manero (22)
Noviembre, un martes por la tarde, me encontraba en la línea 9 del metro de Madrid, esperando llegar a “mi casa” mientras leía el “Tiempo regalado” de Andrea Köhler. En la siguiente parada se montó un joven de contextura delgada, cabello negro, con guitarra en mano, a quien a simple vista sentí conocer. No se cómo explicarlo, quienes estamos afuera del país desarrollamos con el tiempo una habilidad para identificar a nuestros connacionales: la forma de moverse, de hablar, de mirar. A los pocos segundos dio los buenos días, se identificó como un joven venezolano que vino a traer un poco de música para hacer el viaje más ameno. Si tenía alguna duda sobre su nacionalidad, quedó disipada en ese preciso momento.
Lo escuché atento, me vi reflejado en él, pero no por cantante (en los karaokes me va bien) sino por ser otro venezolano fuera de casa intentado resolver su vida. Me acerqué a él y le pedí su número para conversar, le comenté que tenía un proyecto en mente -que no había podido iniciar por diferentes razones- con el que quería compartir historias de migración, preservarlas como testimonio y que sirvieran como una forma de generar empatía, a quienes están afuera de Venezuela y sienten miedo, se sienten solos, haciéndoles saber “que todo va a estar bien”. Su respuesta fue inmediata, con una sonrisa y una frase muy familiar al oído: “sí vale, vamos a echarle bolas”.
A los pocos días nos reunimos, ya yo había organizado mis ideas sobre lo que quería. Si bien, en un principio me interesaba trabajar únicamente con fotografía ¿Cómo iba a dejar pasar la oportunidad de que otros escucharan el talento y la alegría que transmite Jesús? Necesitaba hacer un video. Sin más equipo que una DSLR con un 35 mm y un celular para grabar audio, nos reunimos para formularle una serie de preguntas y, posteriormente, dirigirnos al metro.
En el camino al metro me explicó la logística; cómo se apoyan todos los músicos; el mejor horario, los mejores vagones. Hablamos de sus sueños y de lo que la música representa para él.
Jesús es un joven de 22 años, oriundo de Maturín, quien decidió dejar Venezuela por las razones que ya muchos conocemos, tiene sus objetivos claros y trabaja por ellos. Sonríe a la vida y da lo mejor de si cada día. Es el reflejo de muchos venezolanos que han migrado en el último año. Aquí se los presento:
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